
El futbolista brasileño volvió a sonreír cuando pisó tierras italianas y saludó a los que son sus nuevos compañeros Amás de mil kilómetros del Camp Nou Ronaldinho volvía a mostrar su característica sonrisa. Esa que le hizo tan popular durante sus primeros tres primeros años en el Barça y que había desaparecido. Después de varios días serio y preocupado por verse más cerca del "City of Manchester", estadio donde juega el City, que de San Siro ayer se le vio relajado y satisfecho por haber conseguido lo que quería que no era otra cosa que jugar en el Milan de Silvio Berlusconi. Al futbolista brasileño le daba pavor tener que quedarse en Barcelona a las órdenes de Pep Guardiola o emigrar a tierras británicas por lo que no quiso esconder su satisfacción en la jornada posterior a que se llegara a un acuerdo de traspaso que fue positivo para las tres partes implicadas en esta complicada operación. Ayer por la mañana, a las once en punto, se subía al avión privado junto a Adriano Galliani, Ernesto Bronzetti y su hermano y manager Roberto de Assis para vivir sus primeras horas de "rossonero". La cara del jugador había cambiado sustancialmente y parecía otro. A las 13.10 el avión aterrizó en el aeropuerto privado de Malpensa donde le estaba esperando una multitud de fotógrafos y redactores. El fichaje de Ronaldinho por el Milan ha levantado muchísima expectación. Hasta el punto de que en menos de una hora se habían recibido más de 3.000 solicitudes para hacerse con un abono para la próxima temporada. La contratación de este jugador le irá muy bien a las sufridas arcas del Milan que no pasan por su mejor momento y que han estado a punto de no poder soportar su coste. Su llegada a Milanello cerca de las dos de la tarde fue una auténtica fiesta que provocó idas y venidas. En las puertas de la ciudad deportiva de la entidad "rossonera" se habían concentrado muchísimas personas que montaron una fiesta de órdago. Los bongos y la música brasileña ya sonaban. El administrador delegado del club, Adriano Galliani y el secretario técnico, Ariedo Braida, no cabían en sí de satisfacción por lo que habían conseguido. Sabían que el Milan no podía quedarse sin el jugador que ansiaba la afición y pese a los momentos difíciles que se vivieron en Barcelona tras dos días de negociaciones la empresa acabó llegando a buen puerto. Ronaldinho se dejó ver en Milanello a las 13.40 escoltado por dos coches de los "carabinieri". La cantidad de "tifosi" era tal que el jugador quiso bajarse del coche y saludarles antes de entrar en las instalaciones. La seguridad no pudo evitar que un par de aficionados exaltados se acercaran a él y le abrazaron efusivamente. El futbolista correspondió con la amabilidad que siempre le ha caracterizado en su etapa en el Barça antes de que estos hinchas fueran retirados. Con una pelota en sus manos saludó sonriente antes de entrar a conocer a sus nuevos compañeros. Muchos de ellos viejos conocidos por ser compatriotas y haber compartido muchas horas en la selección. Saludó a Kaká, Pato, Emerson y Dida, la colonia brasileña de San Siro que se mostró encantada de tenerle junto a ellos. Galliani fue su cicerone de lujo en sus primeras horas en las que serán sus instalaciones habituales de trabajo en los próximos meses. Posteriormente, el crack ofreció ayer sus primeras declaraciones a la cadena de televisión oficial del club. "Solo quería venir al Milan. Estamos felices por lo que ha pasado y espero que la afición milanista se lo pase muy bien. Quiero disfrutar de esta nueva página de mi vida porque siempre dije que quería venir al Milan. Lo había deseado muchísimo... Han sucedido tantas cosas. Finalmente soy rossonero", fueron las primeras palabras del que fue número uno. La presentación oficial de Ronaldinho deberá esperar hasta hoy o mañana. La revisión médica empezó ayer por la tarde y podría dilatarse por lo que todavía no estaba fijada ni la hora ni el día de su puesta de largo.
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